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Tomar buenas decisiones de negocios es una de las
habilidades más importantes de todo ejecutivo o empresario.
Sin embargo, es común que las personas tomen malas decisiones o eviten
tomar decisión alguna. Las razones de ello tienen que ver con el miedo a
equivocarse, la necesidad de quedar bien y evitar quedar mal con el
grupo y con uno mismo, y con sesgos de percepción y cognitivos que
tenemos todos los seres humanos. El impacto en los negocios de una mala
toma de decisiones es casi
siempre negativo y en ocasiones desastroso.
Algunos ejemplos famosos de pésimas decisiones incluyen la catástrofe del
Deepwater Horizon, la fusión fallida de Daimler y Chrysler, la renuencia de la industria disquera de vender la música en formato digital y por canción, la nueva fórmula de
Coca Cola, la
falta de visión de Kodak para comercializar la primera cámara digital inventada por ellos en 1975, y el rechazo de los
Beatles por parte de Decca Records.
Estos son solo algunos ejemplos, quizá los más sonados, del sinnúmero
de malas decisiones que las empresas y sus ejecutivos toman diariamente.
¿A qué se deberá tal carencia de habilidad para la toma de
decisiones, especialmente si consideramos que quienes las toman son
generalmente personas altamente capaces y experimentadas? La realidad es
que
tomar decisiones incorrectas es inevitable, todos
cometemos errores, pero ¿será posible minimizar estos errores, disminuir
el impacto de ellos y aprender a tomar mejores decisiones?
Definitivamente sí y a continuación enlistamos 9 pasos que te pueden
ayudar a lograrlo.
1. Fomenta el diálogo abierto
Uno de los problemas más comunes en la toma de decisiones,
especialmente cuando éstas involucran a un grupo, es que no existe un
diálogo abierto y honesto al respecto de las alternativas presentadas.
Es usual, por ejemplo, que ciertas personas, especialmente los jefes,
dominen la conversación y que los demás se queden callados, eviten
expresar sus opiniones y concuerden con la decisión más popular. Para
evitar esto, es importante que como líder fomentes un ambiente de
apertura y respeto en donde no solo se permitan, sino sean bienvenidas y
solicitadas, las opiniones de todos.
2. Conoce y evita las trampas en la toma de decisiones
Algunas de las trampas más comunes en la toma de decisiones incluyen el anclaje, el
status quo, la
confirmación mediante evidencia, el encuadre y la estimación y los
pronósticos. Para evitar estas trampas, recuerda lo siguiente:
a)
La primera información que recibes no necesariamente es correcta (anclaje).
Un ejemplo de ello es tomar una decisión de no incursionar en un
negocio después de leer un artículo sobre la desaceleración económica,
puesto que dicha información puede o no ser correcta o pertinente en tu
caso específico. Para evitar esta trampa, investiga bien todos los
aspectos relacionados con tu decisión y no tomes una decisión
impulsivamente.
b)
Las decisiones que tomamos suelan apagarse a lo que ya conocemos (el status quo), por
lo que no es de extrañarse que los primeros automóviles eran conocidos y
se veían como carretas sin caballos y los primeros periódicos
electrónicos tenían el mismo formato que su contraparte impresa. Para
evitar esta trampa, apóyate en el diálogo abierto, genera y solicita
ideas “descabelladas” sobre cómo tu nuevo producto o servicio podría ser
totalmente diferente o más adecuado a la nueva y naciente realidad.
c)
Tendemos a favorecer las decisiones que ya preferimos y buscamos evidencia para confirmarlas (confirmación mediante evidencia).
Para evitar esta trampa, evita hablar con personas o buscar información
que confirme tu preferencia y, en lugar de ello, habla con gente e
investiga opiniones opuestas. Así estarás mejor informado para tomar una
buena decisión
d)
Asegúrate de no presentar tus argumentos o hacer tus preguntas de una manera que encuadre la realidad o las respuestas (encuadre).
Por ejemplo, preguntar “¿qué opciones tenemos que nos puedan ayudar a
salir de esta crisis?” implica que existe una crisis. Tal encuadre
provee y limita lo que es posible en dicha conversación: recortar
personal, reducir costos y vender activos son todas opciones lógicas
dentro de este encuadre. Para evitar esta trampa, no aceptes
inmediatamente la manera en la que se expresan los argumentos o
preguntas y, en cambio, busca un encuadre más neutral o incluso
generativo, tal como: ¿qué opciones tenemos para incrementar nuestros
resultados financieros o qué nuevo producto, servicio o proceso nos
daría una ventaja competitiva?
e)
Por último, recuerda que los seres humanos estamos muy acostumbrados y dependemos de hacer estimaciones y pronósticos
en la vida diaria sobre aspectos como edad, distancia, peso, tiempo o
volumen, lo cual es perfectamente natural y necesario en situaciones
cotidianas y, en general, conocidas. Sin embargo, esto es totalmente
diferente e infectivo en términos de situaciones desconocidas tales como
predecir la demanda de un mercado nuevo, la tasa de cambio a futuro y
los riesgos en el desarrollo de un nuevo producto o servicio. Para no
caer en esta trampa, evita generar estimaciones o pronósticos rápidos y,
en su lugar, adopta un proceso disciplinado y riguroso de
investigación, diseño, desarrollo, experimentación y prueba.
3. Genera múltiples opciones
Si los diseñadores crearán sus diseños de la manera que la
mayoría de nosotros tomamos decisiones, diseñarían la primera cosa que
les viene a la mente y ésta seguramente sería un fracaso. La realidad es
que los diseñadores generan múltiples prototipos y los desarrollan y
prueban rápidamente hasta estar convencidos de que su diseño será
exitoso. Para mejorar nuestra toma de decisiones es imprescindible que
nosotros también generemos múltiples opciones de donde escoger, en lugar
de vernos obligados a elegir entre un número reducido de opciones o,
peor aún, contar con una sola opción.
4. Cuestiona todo
Una buena toma de decisiones se basa en un examen exhaustivo
de cada idea, argumento o propuesta presentada. Así las cosas, es de
sabios cuestionar todo cuando se trata de tomar una decisión,
especialmente en un campo en el que carecemos de amplia experiencia y
para un reto adaptativo, cuya solución y/o problema se desconocen.
Ahora, es importante que cuestionemos con respeto y dentro de un
contexto de curiosidad y aprendizaje, ya que de lo contrario nuestros
cuestionamientos generarán un ambiente de cautela y censura.
5. Procura respaldar tus decisiones con datos sólidos
Para tomar una buena decisión, es muy importante que
procuremos respaldar nuestras ideas, argumentos, propuestas y, en última
instancia, nuestras decisiones en datos sólidos, lo cual implica dejar a
un lado nuestro ego y opinión, y sustentar todo en hechos, cifras,
datos e información.
6. Realiza pequeños experimentos
En la medida de lo posible, intenta realizar pequeños
experimentos que te permitan comprobar la calidad de tus decisiones sin
tener que arriesgar demasiado. Hacer esto te permite probar diferentes
alternativas sin verte expuesto a un gran fracaso cuyo impacto sería
catastrófico para tu empresa.
7. Revisa constantemente el resultado de tus decisiones
Aquello que parece y en ocasiones es correcto en un cierto
momento, puede dejar de serlo en otro. Recuerda que las situaciones
cambian y que por más investigación que hagas y datos duros con los que
respaldes tus decisiones, todo cambia y en el camino te das cuentas de
otras cosas. Por ende, es de sabios no casarse con una decisión tomada, y
tener la disciplina, sabiduría y coraje de revisar constantemente tus
decisiones y los resultados de las mismas en el camino, para corregir, o
incluso abandonar, el rumbo si la situación así lo requiere.
8. Aprende de tus malas decisiones
Como mencioné anteriormente, tomar algunas decisiones
equivocadas es un hecho inevitable para cualquier ser humano. No
obstante, siempre es posible mejorar la calidad y el porcentaje de las
buenas decisiones que tomamos. Ello tiene que ver con muchas de las
cosas que hemos analizado en esta columna, pero también con
tu capacidad de aprender de cualquier error y mala decisión que tomes y con no cometer el mismo error dos veces.
9. No seas rehén de la indecisión
Una de las trampas más grandes en la toma de decisiones es
la indecisión, la cual es apropiada en algunos casos, tales como no
contar con suficiente información o probabilidad de éxito, pero
inapropiada por miedo o cualquier otra emoción que te detenga de tomar
una acción requerida.
Por último, en la toma de decisiones no todo tiene que ver
con la lógica. Toda decisión que tomes debe estar alineada con tu misión
personal o empresarial y con tu estrategia de negocios, lo cual se
traduce a tus valores. Roy Disney, el hermano de Walt Disney y
cofundador de Walt Disney Productions, nos dice: “No es difícil tomar
decisiones cuando sabes cuáles son tus valores”.