Los ránking y certificados de empleador son una buena carta de presentación para las compañías, pero carecen de validez sin los mejores embajadores: sus empleados. Las organizaciones que participan en estas clasificaciones están interesadas en ser un lugar atractivo para trabajar, pero esa intención tiene que estar alineada con sus políticas y el compromiso de sus profesionales.
¿Te imaginas una web en la que pudieras valorar
tu salario y tu empresa de forma anónima? No sólo podrías dar rienda suelta a
tus críticas, sino que además accederías a las opiniones de otros empleados, lo
que te permitiría saber cómo funcionan las cosas en otras compañías. Desde 2007
eso es posible en Estados Unidos a través de Glassdoor, una plataforma que ya
ha llegado a Australia, Canadá, Francia, India y Alemania. Las organizaciones
también ocupan un lugar en este portal. Por esta razón, tanto empleados como
empleadores coinciden en considerar esta herramienta como una de las mejores
vías para tomar el pulso laboral a las organizaciones. Mientras tanto, en
España proliferan distintos listados que se ocupan de sacar a la luz aquellas
compañías que cumplen con los requisitos mínimos para ser consideradas las
mejores para trabajar o empleadores top. Entre los ránkings más populares se
encuentran Best Place to Work y Merco Talento, y entre las certificaciones
destaca Top Employers, que cuenta con una tradición de 25 años, y Aon Hewitt,
cuya metodología también está basada en 20 años de experiencia. Alfonso
Jiménez, socio director de PeopleMatters, señala que “todo ello tiene que estar
en la estrategia de posicionamiento de employer branding“. Susana
Gómez, socia de Smart Culture, afirma que “existe un movimiento orientado a
dotar de mayor transparencia al mercado laboral, y en este sentido los
ránkings, certificaciones y reconocimientos recibidos por parte de las empresas
son exclusivamente un dato más a considerar a la hora de evaluar una compañía
como potencial empleador”. Un dato más, porque pocas veces se da una sintonía
entre las firmas que aparecen en uno u otro listado, por eso la suspicacia
crece entre los candidatos inexpertos, que los toman como referencia para
escoger su próximo empleo.
El rastreo
Montse Ventosa, socia directora de Grow, reconoce
que “son un método de eficiencia limitada. Por ejemplo, entre las nuevas
generaciones, la penetración parece ser menor que webs del estilo Glassdoor, en
EEUU, donde los empleados comparten su experiencia real, incluso con ciertos
jefes. En España, más allá de las redes sociales y el preguntar a conocidos
existe una web trabajo basura, de tinte más bien negativo, en la que los
empleados comparten su experiencia”. Para Ángel Aledo, consultor de 1+1=3
Recursos Humanos, “el punto débil es que la aplicación de estas políticas la
hacen los mandos intermedios que, casi nunca, están lo suficientemente formados
en cómo tratar a los empleados. Es decir, un profesional puede ser infeliz en
una firma Top Employer porque su jefe no actúa correctamente”.
María García, socia directora de Smart Culture,
añade que en función de cómo somos, de nuestros valores, elegimos trabajar en
compañías con culturas en las que encajamos y con las que conectamos de manera
natural: “Todos tenemos una empresa preferida que recordamos por lo fácil que
fue la integración, intelectual y emocional. Las compañías que generan
ecosistemas que facilitan el intraemprendimiento, la cocreación y la
autogestión son las más atractivas para trabajar”.
Los profesionales son los mejores embajadores de
marca, algo que reconocen los mismos empleadores. Sodexo cuenta desde 2014 con
el certificado de Aon Hewitt de Mejor Empleador. Según François Gaffinel,
director general de Sodexo BI, “es la manifestación de nuestra implicación real
en el desarrollo y bienestar de las personas”. Sin embargo, reconoce que para
tener una visión real de las mejores empresas para trabajar, “hay que
investigar la organización en todo lo que dice. Ahora es muy sencillo contactar
con empleados de cualquier compañía a través de redes sociales y los foros, y
preguntarles. La información corporativa más la opinión de varios profesionales
ayuda a una lectura más adecuada”.
La certeza
No existe, por tanto, una marca de empleador que
garantice qué es la mejor empresa para trabajar. Jiménez afirma que “tiene que
ofrecer un proyecto atractivo para el profesional, debe tener una razón de ser
que le enganche; la cultura y las personas tienen que cuadrar; y tiene que
recompensar a los buenos profesionales”. Para Ventosa, debe cumplir lo que
denominan ISO: “Inteligente, porque debe ser coherente, real, sencilla y no
vender la moto; sostenible, es decir, ser auténtica y transmitida por cada uno
de los poros por los que transpira la cultura; y orgánica, porque crece con los
recursos que tiene sin grandes promesas ni inversiones”. Muchos de estos
factores son calibrados en las encuestas. Por ejemplo, las certificadas Top
Employersdeben conseguir un 60% sobre la puntuación máxima en una encuesta
en la que se evalúan y auditan 585 prácticas de recursos humanos, en nueve
áreas distintas.
Jesús Vega, consultor de recursos humanos, es muy
crítico con las certificaciones y los ránking: “A veces para las empresas es
muy difícil tener métricas claras para valorar bien la performance de la
función, por eso, cuando hay escasez de ellas dentro de la organización,
algunas firmas se sirven de esos estándares para sacar pecho en un mundo en el
que es complicado”. Vega cree que resulta más efectivo preguntar al empleado
“si conoce el proyecto de la compañía y está involucrado, si se le permite
participar en las decisiones corporativas y no sólo en su puesto; y, por
último, si considera que está bien pagado”. En definitiva se trata de temas de
comunicación interna que, si funcionan, son percibidos por los profesionales.
La cultura es la suma de las experiencias de los empleados y, según Ventosa,
“es el grado de conexión emocional y racional lo que determina las actuaciones,
las acciones y los comportamientos y la transpiración cultural. Cuando es
positivo hace que las personas sean auténticos embajadores de la marca allá
donde vayan… o no”.
No obstante, Gómez señala que “una empresa que
invierte en acciones de posicionamiento como empleador de referencia es una
compañía que se preocupa de su reputación y que, en la mayoría de los casos,
tiene la intención de convertirse en un lugar de trabajo atractivo”. Y, entre
los factores que debería cumplir un buen empleador y que no aparecen en estos
ránkings García identifica: “El empowerment y confianza de los
directivos en sus colaboradores, la percepción sobre la visión compartida y la
cohesión de los comités de dirección, la comunicación 360º, la cooperación y la
transversalidad entre las diferentes áreas y la alineación entre las pasiones y
fortalezas de los empleados y las necesidades de la organización”.
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