Logistica Humana les recomienda hacer una evaluación ‘consciente’ previa de los sentimientos, y determinar cuándo y cómo expresarlos.
Es común encontrarse ante situaciones ‘incómodas’ en el trabajo donde preferimos guardar la compostura y contener nuestras emociones en vez de expresarlas libremente. Y es que, cuando se trata de reaccionar ante el jefe o la alta gerencia, a veces resulta prudente mantenerse en silencio y aceptar la llamada de atención. Pero,… ¿Cuán adecuado es esto?
Ante estas situaciones se demuestra la inteligencia emocional, es decir, la capacidad para reaccionar de la manera más adecuada, sin dejar de ser ‘conscientes’ de los sentimientos del momento. “Tener inteligencia emocional es estar siempre consciente de lo que se siente. Es un error negar las emociones porque mientras menos consciente se es de lo que se siente, menor control se tiene sobre ello”.
Recomendamos hacer una evaluación previa a la posibilidad de expresar las emociones de manera abierta y delante de los demás compañeros de trabajo. “Para ser un mejor ejecutivo se debe tener la capacidad de evaluar cuándo y cómo sacar esas emociones, pues no siempre de deben postergar. Por ejemplo, en el caso típico de un jefe que nos grita delante de los demás, se puede esperar el momento adecuado para conversar con él/ella en privado y expresarle la incomodidad del caso”.
Si bien en varias empresas existen capacitaciones y talleres que ayudan a los trabajadores a mejorar en el manejo de sus actitudes emocionales, es un error dejar de lado a los jefes en estas actividades, pues ellos son el ejemplo a seguir de sus subordinados.
“Las empresas deben preocuparse porque la alta gerencia y los jefes sean los que entrenen . La única forma de mejorar la inteligencia emocional de todos es que el ejemplo venga de arriba hacia abajo. Si los subordinados ven que sus jefes saben canalizar sus emociones, lo van a tomar como un modelo de lo adecuado”,
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